Sorprendente hotel de Cala de Bou, que recuerda a los moteles de carretera de las películas americanas de los años 50, 60 y 70, que podían ser escenario de toda clase de pecados, aunque con un toque de lujo. Las habitaciones son sofisticadas, con constantes guiños musicales y cinematográficos, neones, pieles de leopardo… Tiene una sala privada con barra de streaptease, una piscina llamativa, una capilla de bodas para los que quieran acabar una noche desenfrenada pasando por la vicaría y un concepto gastronómico acorde al estilo americano de la Ruta 66, que impregna cada rincón.
A la insólita decoración del establecimiento se suma su programa cultural, que incluye conciertos, karaoke, exposiciones, pop-ups y hasta clases de aerobic al más puro estilo Jane Fonda.