Espectacular IV edición del Rock Island Festival en Caló de s’Oli
Aún colea la resaca de la IV edición del Rock Island Festival, que se celebró el pasado sábado en el exterior del recinto Caló de s’Oli, con un ambiente espectacular y una asistencia de cientos de personas. El festival tenía que haberse llevado a cabo a primeros de abril, pero, por motivos de programación, no se pudo desarrollar en la fecha prevista y se trasladó al 13 de mayo. Unos días antes de esta segunda fecha, la predicción meteorológica anunciaba tormentas durante toda la jornada, motivo por el que volvió a ser trasladado a la festividad de San Juan. Y a la tercera fue la vencida y, además, por todo la alto.
La fiesta comenzó a las 16 horas, con un calor sofocante y el público aferrado a la sombra del lateral donde también se ubicaba la barra del bar, mientras sonaba el rock americano que iba pinchando Betterman Dj, que ya es un imprescindible del festival y que, como siempre, aceleró el ritmo desde el primer tema. Alrededor de las 17,30, se subió al escenario la banda de más reciente creación del evento, la local Cotton Cactus, que sorprendió a todos por la calidad de sus versiones, transitando por géneros como blues, rock and roll, country y bluegrass. Sílvia San (guitarra acústica y voz), José David Cruz (armónica y guitarra eléctrica), Dennis Herman (dobro), Sara Arribas (bajo) y P. J. González (batería) sudaron la gota gorda en el escenario, pero su actuación mereció mucho la pena. ¡Muy grandes!
La segunda banda en intervenir fueron Alber Solo & The Firebirdblues, que ofrecieron un potentísimo rock eléctrico, tan contundente que se mastica. Alber es un magnífico guitarrista y cantante, pero también compone y deleitó al público con muchas de sus creaciones, salpicadas con clásicos del blues más eléctrico de maestros como Albert King y otros. El grupo es un power trío y lo forman, además de Alber Solo (guitarra y voz), Paul Rodas (bajo) y Javi Planelles (batería). Tres músicos impresionantes y, además, tres tipos excepcionales que generan buen rollo allá donde van. En la parte final del concierto invitaron a Soulman Sal al escenario, a acompañarlos con la armónica, regalando al público uno de los momentos inesperados de la tarde. Esta primera banda foránea, procedente de Madrid, ofreció una lección de blues y de cómo tres únicos tipos doctorados en este asunto del rock se bastan y sobran para liarla sobre el escenario y subir la temperatura del respetable hasta la estratosfera.
Los siguientes en tomar las riendas del festival fueron la banda local Uncle Sal, una de las formaciones de rock americano más prestigiosas del país, que volvió a regalar un montón de emociones al público con temas propios y alguna versión maravillosa, como el ‘Call Me the Breeze’, de J. J. Cale, con la que emocionaron intensamente al público y provocaran que una parte incluso la coreara. El grupo ya lleva más de una década sobre los escenarios y está curtido en mil conciertos, así que si de algo van sobrados es de actitud y de dejarse litros de sudor en el escenario. Es algo que ocurre incluso cuando hace frío, así que lo del sábado fue pura pasión. La formación está compuesta por Soulman Sal (guitarra y voz), Ferran Nogués (guitarra), Francis Fastfingers (bajo) y Artimus Gabe (batería), a los que hace un año se ha sumado el organista de Hammond Cris Krivoruchko, que aporta aún más contundencia rockera a la banda. Cómo disfrutó el público. Ferran, por cierto, estrenó una preciosa guitarra Solar.
Para el final, la organización del concierto se dejó al segundo grupo madrileño: los imprescindibles King Sapo, que también pusieron a todo el mundo a bailar y a corear sus canciones. Si hay algo que define a esta banda es la contundencia de su música, que ellos definen como “grunge and roll” y que, en esencia, impacta quienes no los han visto nunca y vuelve adictos a quienes ya los conocen. La formación está compuesta por Jesús Trujillo (voz), Andrés Duende (guitarra), José Alberto Solís (bajo) y Ramiro Unceta (batería). Tocaron muchos temas de su último disco, Sexo en Marte (2022), pero también los más celebrados de sus trabajos anteriores, incluido el espectacular ‘Niño Gurú’. Cuatro tipos geniales sobre y bajo el escenario.
Fue el colofón a una fiesta más veraniega de lo previsto hace unos meses, pero con muchos amigos y una hermandad de aficionados al rock que no pudo generar mejor atmósfera y diversión. También hubo Food Trucks y la gente disfrutó muy intensamente los conciertos, que, tal y como estaba previsto, concluyeron alrededor de las once de la noche. Sin embargo, fueron muchos los que se quedaron en la barra, ya en silencio, disfrutando hasta la madrugada. Un festival, en definitiva, que se asienta como uno de los principales eventos de rock americano en la isla.
Como es habitual en las fiestas organizadas por el Ayuntamiento de Sant Josep, se utilizaron vasos reciclados que se vendían al público por un euro, con el objetivo de no emplear los de un solo uso y así reducir la contaminación. Se distribuyeron 500 unidades.
Cabe recordar que el Rock Island Festival es un certamen impulsado por el Ayuntamiento de Sant Josep y la Asociación Cultural Great River Road, con la colaboración de Can Jordi Blues Station, Ibiza 5 Sentidos, Joan F. Ribas Fotografía, Pinturas Real y Colores de Bes.
A continuación, una colección de imágenes tomadas por Joan F. Ribas durante el festival: